Los dos departamentos que Mariana Nannis posee en la ciudad de Miami serán ejecutados por falta de pago.
En el mundo repleto de glamour, compras desorbitantes y mucho champán del que tanto la esposa de Claudio Paul Caniggia, Mariana Nannis como los hijos del matrimonio, Charlotte y Alexander, se empeñan en presumir en la TV, ahora se conoció que van a perder dos departamentos que tienen en Miami, por no poder hacer frente a una abultada deuda.
Según una investigación del diario Crónica, la familia no atraviesa un buen momento económico y están a punto de a perder dos departamentos que están valuados en 180 mil dólares cada uno.
En la avenida Collins 5225 de la siempre recoleta ciudad de Miami se encuentra un condominio bautizado por los lugareños como “la Casa Rosada”. Allí, 17 años atrás, Mariana Nannis y Claudio Paul Caniggia adquirieron dos departamentos modestos con una decoración básica y de pocos metros cuadrados. Pasado el tiempo, luego se mudaron lejos de las famosas playas de Miami, a una gran mansión en Marbella, España.
En la actualidad, mientras Charlotte y Alexander cada día toman mayor protagonismo dentro de la televisión argentina, éstos inmuebles se encuentran en medio de un proceso de remate hipotecario.
A través de una investigación realizada por dicho medio, las fuentes confirmaron que las unidades tienen un valor aproximado de 180.000 dólares cada una, hoy convertidas en un apart hotel que, pese a la cifra para nada despreciable para los mortales de este país, poseen muy poco de “high class”.
Si los Caniggia pierden los departamentos, muchos serían los vecinos que festejarían: el nombre Mariana Nannis es mala palabra.
"En este lugar, nadie los quiere. Cuando se mudaron de este lugar, la verdad es que muchos sentimos alegría. Tiempo atrás, llegaron con sus hijos recién nacidos, Nannis se mostraba con aires de diva y contrataba una limousine que en ese entonces costaba 100 dólares", comentó Susan, una vecina.
"Claudio es un pobre tipo, un dominado que viene de vez en cuando. En cuanto a ella, la recuerdan porque era una ridícula que con 34 grados usaba unas botas para cubrir sus horribles piernas", declaró Carlos, otro vecino
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