Poder ver a través de los ojos de una persona distinta. Mirarse y percibir el cuerpo, los movimientos y los pensamientos de otro. Esto es lo que se ha propuesto un grupo de investigadores a través de lo que han llamado The machine to be another (La máquina para ser otro).
El proyecto, basado en experimentos de neurociencia relacionados con el embodiment, utiliza gafas de realidad virtual, audios y estímulos táctiles para crear una ilusión en el cerebro, haciendo que la persona tenga la sensación de estar en un cuerpo ajeno.
Su funcionamiento es sencillo: está diseñado como una performance interactiva para dos personas en la que un actor crea un relato, para que a través de sensores y cámaras subjetivas colocadas en el dispositivo, llegue a la otra, el usuario, quien recibe la información en tiempo real.
Gracias a dos cascos de realidad virtual, dos cámaras, tres servomotores y unos auriculares el usuario puede ver y escuchar la perspectiva del performer, que copia sus movimientos para hacer más inmersiva la experiencia. Además, los auriculares, que reproducen una grabación del actor hecha con anterioridad, ayudan a transmitir el audio como si fueran pensamientos de la persona.
“Por encima de todo, creemos que The machine to be another puede funcionar como un sistema para promover la empatía entre personas provenientes de diferentes contextos”, explica uno de los investigadores del proyecto Philipe Bertrand desde Brasil. “Pensamos que al comprender y aceptar al otro, podemos comprendernos mejor a nosotros mismos”.
Del intercambio de géneros a la neurorehabilitación
Victoria Martínez Alés es una bailarina en silla de ruedas que colabora con el grupo de danza integrada 'Liant la troca'. Expresarse de pie y sentir sus movimientos artísticos con total libertad era lo que más deseaba. Su condición física le impide levantarse y bailar, sin embargo esto no ha sido ningún impedimento gracias al experimento Dancing on the feet realizado con la máquina.
Junto con la bailarina Cristina Rocca trabajaron durante meses para desarrollar un vocabulario gestual que permitiera a Martínez controlar y dar vida a sus movimientos. El resultado fue una performance que consistía en una colaboración e improvisación constante que se daba entre las dos. Y lo más interesante: Victoria pudo sentir la impresión de levantarse y verse bailando de pie.
Son muchas las aplicaciones que puede recibir 'La máquina para ser otro'.
Durante el evento Hacking Medicine en Madrid, el equipo de investigación consolidado en 2012 como el colectivo BeAnotherLab, pudo colaborar con varios neurólogos con los que han desarrollado dos prototipos: uno dirigido a la neurorehabilitación y el otro para el diagnóstico de la anorexia.
Un ejemplo más reciente, su último experimento de intercambio de género, Gender swap, en el que un hombre y una mujer profundizan en la empatía entre diferentes sexos. “En esta experiencia el resultado más bonito que observamos fue la sincronización de los movimientos que condujeron a los usuarios a conectarse instintivamente de una manera armónica y respetuosa”, asegura el miembro del equipo Daniel González Franco.
La máquina para ser otro no es el primer proyecto que se enfoca en esta línea. Se conocen casos de experimentos similares, como el caso de un programa de televisión holandés que a través de electrodos consiguió simular las contracciones del parto a dos hombres o el anuncio de una marca de pañales que creó una faja que replica, en tiempo real, los movimientos y patadas de los bebés en las barrigas de sus madres, por lo que por unos instantes los padres también pudieron vivir lo que sienten las embarazadas.
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