En un pueblo de Noruega inventaron el sol artificial para poder pasar los 5 meses de oscuridad con claridad.
Es bien sabido que experimentar frio extremo y oscuridad por un periodo prolongado puede generar depresión y el famoso “trastorno afectivo estacional”. Este es el caso de los habitantes de Rjukan, un pueblo en Noruega, que atraviesan una temporada de oscuridad de septiembre a marzo cada año.
Pero quizá esto haya llegado a su fin: este año, ingenieros están completando El Proyecto Espejo, un sistema que proyectará luz invernal sobre Rjukan por primera vez en la historia.
Hace apenas unos días, helicópteros descendieron en el pueblo de 3,500 personas para instalar tres espejos rectangulares gigantes en la cara de las montañas que rodean a Rjukan.
Técnicamente, estos son espejos heliostáticos, que son controlados por una computadora central que inclina su posición para reflejar el sol sobre una locación estática específica.
El “punto cálido” (aunque aparentemente no tendrá demasiada calidez) será un círculo de 600 metros cuadrados en la plaza del pueblo.
“El proyecto resultará en una instalación permanente que, con la ayuda de espejos de 90 m², redirigirá al sol hacía el interior del valle”, explicaron los representantes del pueblo. “La plaza se convertirá en un soleado lugar de reunión en un pueblo por lo demás en la sombra”.
El Proyecto Espejo, además de ser un modelo ambientalmente sostenible, que utiliza diseños simples y eficientes (no costará más de 1 millón de dólares), es un acto de generosidad hacia los habitantes de Rjukan y un ejemplo a seguir para los países que pasan por lo mismo. Una inspiradora instancia de cómo la tecnología se pone al servicio de la comunidad.
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